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jueves, 5 de mayo de 2011

Homenaje a Blas Infante en el 74 aniversario de su muerte

Blas. No estoy aquí esta tarde para dejarte flores y quedarme en paz con mi conciencia. Vengo a decirte que quiero darle vida a tus palabras, que queremos darle vida a tus palabras, realizar tus sueños, compartir tus sentimientos y afirmar que amamos a esta tierra y que enarbolamos con orgullo y con coraje su bandera, aquella que tú pensaste para este pueblo y que ahora tenemos en nuestras manos. La arbonaida, la blanca y verde, la que sacamos por miles a las ventanas, a los balcones, a las carreteras y que nos han hecho guardar en los cajones de la desintegración ideológica.
Vengo a decirte, Blas, que no me importa predicar tu palabra, que si tenemos que convertirnos en predicadores de tu Andalucía y la nuestra, lo haremos, que queremos sacar tu palabra de las vitrinas y de las paredes institucionales donde está secuestrada, donde no da fruto, donde se ahoga, para lanzarla a la calle, a los campos, a las fábricas, a los institutos, a los colegios, a las escuelas de arte, a las universidades, a los teatros, a los cines, a la televisión… para que germine, que fructifique, que crezca, que de esperanza como el verde de nuestra bandera. Esperanza en una Andalucía nuestra, próspera, no sólo en euros, sino también en cultura, en humanidad, en sueños, en ética, en utopías, una Andalucía dueña de su presente y su futuro.

Vengo a decirte Blas, que no tengo complejos ante nada ni ante nadie por ser andaluza, que no tenemos complejos porque sabemos que pertenecemos a un pueblo  milenario, profundo, singular, que supo dar lecciones al mundo de tolerancia, de paz, de prosperidad y tú lo sabes bien.

Vengo a decirte que no tengo miedo, que no tenemos miedo porque no nos faltan los faros que nos guíen, porque no andamos perdidos, porque todavía no han conseguido que naufraguemos. Que no tenemos miedo porque hay faros como tú, que nos quitan el temor al naufragio. Y hoy, Blas, quiero que lo escuches. Quiero que sepas que no vamos a desfallecer en este camino, que vamos a transitarlo día a día, que en todo aquello que hagamos estará tu voz, no importa lo pequeño o lo grande, porque nada es pequeño ni grande en este camino, todo importa, todo suma, todo es necesario.

Blas, tú lo sabías y nosotros lo sabemos: no hemos elegido el camino más fácil. Hace siglos que se encargan de desintegrarnos, de desprestigiarnos, de hacernos dudar, de enfrentarnos, de empobrecernos el cuerpo y el alma. Y sabes, como nosotros, que han estado muchas veces a punto de conseguirlo, de hacernos llegar a un lugar sin retorno. Lo han intentado una y otra vez. Pero no consiguen aniquilarnos, Blas y quiero afirmarlo hoy en este lugar donde quisieron rematar a Andalucía para siempre, quitándote la vida. 

Aquí, Blas, quiero decir que estamos vivos, que Andalucía no está sola y que cada vez vamos a ser más los que nos pasemos la antorcha en esta carrera  de relevos. Quiero decirte en esta tarde de agosto, que estamos comprometidos contigo y con Andalucía y eso significa que estamos comprometidos con ese SER andaluz del que hablabas.

Ese Ser Andaluz, han querido hacerlo invisible convirtiéndonos en fantasmas, en bufones, en castellanos, en mendigos… en cualquier cosa que evitara que nos reconociésemos como andaluces. Ese SER ANDALUZ que incomoda tanto al poder. Sabemos que eres molesto Blas, tú también sabes que eres molesto, que no te quieren, para qué vamos a mentirnos en un día como el de hoy.  Que las balas ya no son las que te asesinan, que te asesina el olvido y los disparos de silencio, que te mata la manipulación de tu palabra y de tu obra.

YO sé que calarías en el corazón de los andaluces, que te querrían y que romperían los cristales de las vitrinas para liberarte de ellas si se les diera la oportunidad de conocerte, pero se les está negando Blas, te quieren seguir asesinando porque asesinarte, más que quitarte la vida, es esconder tu palabra, es negarte, es hacerte invisible entre los andaluces.

No sé si te servirá que te diga que intentamos evitarlo, que no queremos sacarte a relucir sólo una vez al año, ni intercambiarte por votos, ni tenerte adornando plazas en las que los niños no saben quien eres. Que la cultura oficial no es la que compartimos, que compartimos tu idea de cultura viva, de manifestación libre, de arte con identidad y sin dueño. Que durante siglos y hasta hoy, borraron los lazos que nos unía con nuestro pasado, con nuestra identidad, con nuestros antepasados, entre los que se encuentran aquellos moriscos de los que somos también herederos y para los que pedimos reconocimiento.

Queremos que sepas que como tú, valoramos lo racional, con la misma  fuerza que valoramos lo emocional, que no nos olvidamos del SENTIR, que es parte de nuestra esencia y que no vamos a renunciar a ella para parecernos a otros que nada tienen que ver con nuestro ser andaluz, mas profundo, mas jondo, mas humano.
Ese ser andaluz que no tiene alma de militar, que no quiere entender la violencia. Ya de los turdetanos se decía que no servían para la guerra y de nuestros reyes andalusíes se criticaba su inclinación por el arte, por la música, por la palabra. Esta tierra siempre estuvo llena de poetas de distintas razas y religiones, poetas que decían “nunca afirmaremos nuestra cultura a golpe de sangre y fuego”. Pero eso no nos quita el valor para defender tus palabras, para luchar por ellas, para no abandonar a Andalucía a su suerte en un barco a la deriva.

Seguiremos exigiendo autonomía plena, soberanía en aquello que corresponda en este siglo XXI y lo haremos con energía. Nos ridiculizarán como hicieron contigo pero no nos va a importar porque sabemos que eso es parte del engaño. Nos tomarán por locos, pero tampoco nos va a importar, sabemos perfectamente hacia dónde vamos, como lo sabías tú, aquel día de agosto, en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona, cuando después de tantos días de incertidumbre, de miedo y de sufrimiento, seguías convencido de tus ideas.

Hoy quiero decirte que aunque pueda  parecerlo, no nos han derrotado aún, que tu muerte, BLAS, no fue en vano y que vamos a llenar de contenido ese grito que se escuchó aquí hace 74 años:

VIVA ANDALUCÍA LIBRE

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